domingo, 28 de junio de 2015

Llegan las rebajas

Foto de Jim Forest
He participado -sin éxito- con este relato, que no podía superar las 50 palabras y en el que tenía que aparecer la frase "nada que ponerme/ponerse", en el concurso que ha organizado un hermano de letras en nombre de una tienda de complementos de Madrid. Al menos lo pasamos fenomenal en la fiesta de entrega de premios con champán y buena conversación.

EVA

Vivíamos tan felices y me dice que no tiene nada que ponerse. Luego se va con la víbora esa de tiendas y me deja solo, sin más cena que una manzana mordisqueada. Y encima acaba de presentarse el casero con un aviso de desahucio por incumplimiento de las normas.

domingo, 14 de junio de 2015

Una guerra y una batalla

Esta semana los deberes de REC llevan uniformes y rifles, así que me he quedado en medio de un fuego cruzado. Pero, ¿quién es el enemigo?
 
CONFISCADAS
Foto de Phil Renaud
Volví a enfocar su figura uniformada en la mirilla del rifle evitando el rostro, mientras intentaba dominar el ansia. Desde ese nuevo ángulo, apuntando al cielo sobre la escarcha lechosa, me pareció que las gruesas suelas negras irradiaban calor, como el picón de un brasero. Esperaba que el tipo no me guardara rencor y me reconociera el gesto. Le había disparado en las rodillas, sin intención de matar, por pura necesidad de hacerme con unas botas secas y calientes. Hace tanto frío en esta guerra que si hablamos de sobrevivir trae más a cuenta disparar al amigo que al enemigo.

martes, 2 de junio de 2015

La censura que no cesa

La semana pasada, en la frase de REC salía a relucir la Inquisición. Este es el relato que presenté, mezclando un poco de pasado y presente. Porque algunas cosas aún no han cambiado.

DECÍAMOS AYER
Foto de Begoña
La inquisición no tardará en llegar, así que no pierdo nada por abrir el blog una vez más. Me enternece el texto alfanumérico, en Arial de 12 puntos, que escribimos sin censura. Y las fotos, ¿te acuerdas? Hacíamos maravillas con 10 megapíxeles. Entonces nos creíamos capaces de todo y luego nuestros caminos se separaron. Tú te empeñaste en sabotear los medios digitales y yo, más cobarde, me dediqué a enseñar a leer a los grandes simios a pesar de la prohibición. Ahora vuelven a lagrimearme los ojos, pero no por nostalgia ni debilidad. Es el humo de la pira que arde desde ayer en la plaza.